tu capacidad de asombro ha sido cercenada por el inmediatismo…

tu capacidad de asombro ha sido cercenada por el inmediatismo...

tu capacidad de asombro ha sido cercenada por el inmediatismo…

¿tu capacidad de asombro ha sido cercenada por el inmediatismo?

Esta pregunta me surge al conocer el experimento que realizó el periódico Washington Post ya hace varios años (2007) y lo sucedido aún tiene vigencia.

En la estación del metro de la ciudad de Washington pasaron corriendo y apresurados 1097 pasajeros.

Al lado de una papelera y recostado cerca de una pared se apuesta un hombre que lleva puesta una gorra de beisbolista y un violín, el estuche de su instrumento está en el piso con algunas dólares y monedas.

De pronto el hombre empieza a acariciar y arrancarle notas a su instrumento como si un ángel del cielo hubiese bajado y elegido aquel lugar para regalar aquel concierto íntimo.

¿Qué hubieses hecho tu? ¿Te hubieses detenido a disfrutar del presente? ¿O tu capacidad de asombro ha sido cercenada por el inmediatismo, el corre, corre, los compromisos, los dispositivos móviles, el automatismo y hubieses salido corriendo a eso que parece que siempre te espera?

Eso ultimo fue lo que pasó en aquella estación del metro de Washington, de los 1097 pasajeros que corrieron por allí solo 7 se detuvieron a escuchar y 1 lo reconoció…

El violinista callejero era Joshua Bell, uno de los mejores del mundo. Llena teatros y salas de conciertos. Para verlo y escucharlo en un espectáculo tienes que pagar cientos de dólares.

No era el entorno adecuado… Joshua Bell no estaba vestido de manera formal, no existía la solemnidad de una sala de conciertos… pero… ¿no será que estamos intoxicados de velocidad, de compromisos, de automatismo y hemos perdido esa capacidad de asombro que nos arropaba de niños para admirar la belleza en cualquier circunstancia y momento en que aparece?

¿Cuántas oportunidades de asombro y maravilla nos hemos perdido?

¿QUÉ HACES SI EL PEDIDO LLEGA EQUIVOCADO?

Si estamos pendiente de las notificaciones de las redes nos perdemos la belleza que está ahí cerquita, respirándonos en el cuello.

Que pena, en ocasiones, más de las que deberían la rutina nos impide ver lo extraordinario.

Recuperar esa capacidad de asombro está en nuestras manos. La invitación es a estar atentos, presentes. Quizá a la vuelta de la esquina, sin proponérnoslo, de manera espontánea nos encontremos un concierto de Joshua Bell y sería una pena perdérnoslo.

Aquií puedes ver las imagenes que captó la camara en la estación del metro: https://isdfundacion.org/2019/12/13/experimentos-psicosociales-n11-el-famoso-violinista-metro/

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