Neurociencia: por qué el aburrimiento es todo menos aburrido

Neurociencia: por qué el aburrimiento es todo menos aburrido

Actualmente, un número chico de científicos está abocado a un estudio serio sobre qué es, cómo se manifiesta en el cerebro y cómo se relaciona el aburrimiento con factores como el autocontrol.

Por Maggie Koerth – Baker Nature News ©2016

En 1990, cuando James Danckert tenía 18 años, su hermano mayor Paul chocó su auto contra un árbol. Lo sacaron con múltiples lesiones, incluyendo trauma cerebral.

La recuperación resultó difícil. Paul había sido baterista, pero incluso después de que sanara una muñeca rota, la batería ya no lo ponía contento. Según Danckert, Paul se quejaba amargamente una y otra vez de que, simplemente, estaba aburrido. “No tenía ni un indicio de apatía”, dice Danckert. “Le resultaba profundamente frustrante e insatisfactorio sentirse intensamente aburrido con las cosas que solían gustarle”, recuerda.

Pocos años después, cuando Danckert estudiaba para neuropsicólogo clínico, terminó trabajando con aproximadamente 20 jóvenes que también habían sufrido lesión cerebral traumática. Pensando en su hermano, les preguntó si también se aburrían más fácilmente que antes. “Y cada uno de ellos”, afirma, “me contestó que sí”.

Esas experiencias ayudaron a lanzar a Danckert en su actual camino de investigación. Siendo actualmente un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Waterloo, en Canadá, forma parte de un número chico pero creciente de investigadores que participan de un estudio científico serio sobre el aburrimiento.

No hay ninguna definición universalmente aceptada de aburrición. Pero sea lo que sea, sostienen los investigadores, no es simplemente otro nombre para depresión o apatía. Parece ser un estado mental específico que a la gente le resulta desagradable; una falta de estímulo que deja anhelando alivio, con un montón de consecuencias médicas, sociales y de comportamiento.

En estudios de atracones de comida, por ejemplo, el aburrimiento es uno de los factores desencadenantes más frecuentes, junto con la sensación de depresión y ansiedad. En un estudio de distracción que usó un simulador de autos, la gente tendiente al aburrimiento típicamente manejó a mayor velocidad que otros participantes, tardó más en responder a peligros inesperados y flotó con más frecuencia hacia las rayas centrales. Y en un sondeo de 2003, adolescentes estadounidenses que dijeron sentirse frecuentemente aburridos tuvieron 50 por ciento más probabilidad de posteriormente volverse fumadores, bebedores y consumidores de drogas, en comparación con sus compañeros con menor tendencia a aburrirse.

El aburrimiento incluso explica aproximadamente 25 por ciento de la variación en los logros de los estudiantes, dice Jennifer Vogel Walcutt, psicóloga del desarrollo del Grupo de Desempeño Cognitivo, firma consultora de Orlando, Florida. Es casi el mismo porcentaje atribuido a la inteligencia innata.

El aburrimiento es “algo que requiere significativa consideración”, subraya.

Los investigadores esperan convertir dichos indicios en un profundo entendimiento de qué es la aburrición, cómo se manifiesta en el cerebro y cómo se relaciona con factores como el autocontrol. Pero “estamos lejos de responder a esas cuestiones”, dice Shane Bench, un psicólogo que estudia aburrimiento en el laboratorio de Heather Lench de la Universidad de Texas A&M, en College Station. En particular, los investigadores necesitan mejores formas de medir la aburrición y técnicas más confiables para hacer que los sujetos de investigación se sientan aburridos en el laboratorio.

No obstante, el campo está creciendo. En mayo de 2015 la Universidad de Varsovia captó casi 50 participantes en su segunda conferencia anual sobre el aburrimiento, que atrajo a conferenciantes internacionales de la psicología social y la sociología. Y en noviembre, Danckert reunió aproximadamente una docena de investigadores de Canadá y Estados Unidos para un taller sobre el tema.

Investigadores de campos que van desde la genética a la filosofía, de la psicología a la historia, están empezando a trabajar juntos en investigación sobre el aburrimiento, dice John Eastwood, un psicólogo de la Universidad de York, en Toronto, Canadá. “Una masa crítica de gente que aborde cuestiones similares crea más inercia”, agrega.

http://www.losandes.com.ar/

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