07 Ene ¡No te amo de forma incondicional!
Sigo con el tema de las parejas que continúan sujetas, adictas a una relación a pesar de la evidencia clara y palmaria de que no tiene sentido seguir allí. Hoy te traigo el caso de Marlene quien tiene 30 años. Se enamoró perdidamente de Gabriel a los 15 y nació Matías. Las cosas se pusieron insoportables, así que Gabriel, desapareció del mapa, no para siempre.
Hace cuatro años Marlene conoció a Santiago, un hombre casado. En el tiempo de relación Marlene cinco veces se ha practicado un aborto, tras otro, lleva cinco. Santiago ha sido claro, tacita y expresamente: “No voy a dejar a mi mujer ni a mis hijos para atender los suyos”. Los abortos siempre han sido practicados de forma clandestina, en esas malas praxis la llevaron a perder su útero la última vez. Ella nunca más podrá acariciar el sueño de albergar un hijo en su vientre.
Como te conté Gabriel, el padre de Matías apareció de nuevo. Hace tres meses se presentó en el pueblo para conocer y compartir con su hijo y por supuesto entró a la casa conversó con Marlene, alternó con la familia. Esto ha sido motivo suficiente para que Santiago le empiece a facturar a Marlene hasta una sonrisa:
“Usted es una tal y por cual, se acuesta con el papá de Matías, usted es una vagabunda… cuando llegan la empresa de valores a recoger la plata a su banco veo cómo les pela el diente, coquetea con esos tipos…”.
Marlene llora… Yo le he dicho que todo esos son imaginaciones suyas, que yo por el papá de Matías no siento nada, que en el banco tenemos la política de servicio al cliente, de atención, de brindar calidez a todo el que llegue, pero Santiago no entiende…
¿Marlene qué piensas de tu vida, esto es lo que tú te mereces, hasta cuándo vas a seguir tolerando esa situación?
La verdad es que no sé cómo dejarlo. Ayúdeme a dejarlo, a que me olvide de él. ¿Cómo hago para no responderle a sus llamadas? ¿para no chequear el WhatsApp todo el tiempo como loca para ver si está en línea?
Marlene, ¿qué te brinda esta relación que te tiene tan atada? ¿Santiago te ha permitido ser? ¿Ha respetado tu esencia, tu cuerpo, tus deseos, ha tenido lealtad? ¿te apoya económicamente? ¿vela por tus necesidades, es detallista, atento, cuida tu salud y tu bienestar? ¿Lo único que Santiago te entrega son encuentros furtivos, abrazos y besos escondidos, sexo pura y llanamente y cuando a él se le antoja?
Pues la verdad sí, eso es lo único que da.
Te contaba en un texto anterior ¿Hasta que la muerte nos separe? No y que toda relación es un reencuentro. Que existen paradigmas que te llevan a permanecer en una relación… y existe otro: te amo de forma incondicional y suena poético y de película de Hollywood, pero no para la vida real, no para ninguna relación y menos para la vida de pareja. Definitivamente no, no te amo de forma incondicional, no te amo si me pegas, tampoco si me vulneras, no te amo si me maltratas física y psíquicamente, no te amo si no me permites ser, no te amo si no podemos construir sueños juntos, no te amo si contigo no puedo crecer.
En toda relación es necesario poner límites y dar a conocer al otro cuáles son esos límites, hasta dónde puede llegar, pues si no pones límites el otro te camina por encima y recuerda los limites los pones tú.
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