07 May ¡Me quedo con mi miedo!
Dice Juan David Nasio psicoanalista argentino que: el inconsciente es ante todo una curiosa memoria […] cuando se trata de un recuerdo inconsciente, su lugar de aparición no es necesariamente la mente. Puede manifestarse a través de actos impulsivos, como una serie de torpezas o incluso por una elección amorosa. Hablando con propiedad, esa vuelta al pasado no es mental sino en acto. En los asuntos del corazón no elegimos sino lo impuesto y no queremos sino lo inevitable.
También podemos decir que el inconsciente es la sumatoria de fuerzas dinámicas que de manera directa o indirecta dirigen nuestra conducta. En nuestro interior nos habitan fuerzas desconocidas, también emociones y sentimientos que en algún momento rechazamos y lanzamos al inconsciente sin tener conocimiento de ello.
Muchas veces nos resistimos a aceptar la existencia del inconsciente como una fuerza que condiciona nuestra manera de pensar, pero sobre todo de actuar.
El inconsciente a veces se presenta de manera inusitada como se le presentó a Rosario, una paciente que llegó a consulta con el deseo de trabajar el terror a conducir.
En pocas sesiones Rosario resolvió su fobia y otros asuntos que nos encontramos en el proceso. La tarde en que dejó atrás el espanto a conducir me llamó desde el auto que su pareja le había regalado en el anterior cumpleaños con el reto “para que lo aprendas a conducir tú”. Rosario estaba feliz, la embargaba un sentimiento de libertad absoluta.
Dos meses después Rosario me llama solicitando un nuevo espacio terapéutico. “La fobia a conducir me regresó”. Vamos a ver que ha pasado, le replique.
Había que explorar en su inconsciente para conocer qué había traído de vuelta la fobia. Llevé a proceso a Rosario y pronto encontramos la respuesta de su involución.
Durante el tiempo que Rosario tuvo su fobia, Octavio, su pareja, fue el conductor designado, la transportaba al trabajo, a las reuniones, al campo de golf, a mercar, a visitar a sus amigas, de compras…Una vez Rosario soltó su miedo y agarró el coche Octavio se perdió del panorama. Rosario jamás volvió a saber a ciencia cierta dónde estaba su pareja.
El inconsciente de Rosario le dijo: estás haciendo un mal negocio, dejaste el miedo a manejar y ahora no sabes dónde está tu Octavio, así que la fobia regresó. Detrás del síntoma, a veces, está un beneficio recóndito, Rosario prefirió quedarse con su miedo.
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