20 Jun De las terapias absurdas
Hoy te traigo una historia personal. Psicólogos, terapeutas, médicos… cuando pasamos por una situación difícil, cuando, estamos atascados en algún recodo del camino acudimos a donde un colega a fin de aclarar el asunto que nos atraviesa.
Cuando estaba terminando mi especialización y escribiendo mi trabajo de grado empecé a tener problemas con el sueño, a sufrir de insomnio, así que me di a la tarea de buscar un colega que me pudiera ayudar. A través de Taisha Abelar había conocido la técnica de la recapitulación que bebe de la sabiduría de los naguales y que difundió Carlos Castaneda, la técnica ofrece una forma de recuperar la energía perdida, así que busqué en la web un profesional que realizara la técnica. De manera fácil, en mi ciudad, me encontré con uno. Marqué su número y al día siguiente estaba en su consulta. En la primera sesión el terapeuta levantó mi historia clínica y no avanzamos mucho. Ofrecía la opción de comprar paquetes con descuento, así que a la salida le pagué a la secretaria una decena de sesiones.
En la próxima sesión hablamos de mi insomnio, de la forma como se presentaba y de la forma como yo lo leía.
—Para mí no dormir significa: levantarme al día siguiente literalmente agotada, con un nivel de concentración mínimo, suelo decir que amanezco con media neurona, el mundo y sus colores lucen opacos, la piel con falta de brillo, mi memoria no responde de la manera habitual, todas mi capacidad cognitiva bajas…
—Ya veo, respondió el terapeuta. ¿En qué situaciones sientes que el sueño se torna más difícil de conciliar o que se desequilibra de una mayor manera?
—Cuando voy al campo, allí hace mucho frio. El entorno es precioso, hay muchos lagos y la vegetación es exuberante, el lugar está rodeada de árboles gigantes y antiguos, respiras oxígeno puro.
Luego de ampliar sobre los entornos y mis sensaciones, el terapeuta se quedó pensando y agregó…
—Mmmm, lo que me temía. Quiero decirte algo que no me atrevería decirle a otra persona, me atrevo contigo porque sé que eres psicóloga y lo vas a entender… Siento que tú estás enterrada.
— ¿Enterrada? Explícame eso.
—Sí, cuando la gente te tiene envidia, cuando te va bien, cuando brillas, eso genera envidia en las otras personas, hay gente que se siente mal cuando a otros les va bien, entonces buscan algo de ti, un cabello, las uñas, una prenda, algo que tu tocaste y con tierra de cementerio abren un hueco en la tierra y allí te entierra, siento que esto es lo que te han hecho.
—Lo miré incrédula: ¿De verdad crees eso?
—Pero no tienes de que preocuparte, yo conozco una persona que afortunadamente vive en el país, en los Llanos orientales, esta persona es capaz de revertir el trabajo, no tienes que ir hasta allí.
— ¿A no? ¿Y cómo se supone que haga su labor?
—El costo de la desenterrada es de $2.800.000, después de que le envíes el respaldo de la consignación él te dirá que día y a qué hora te va a realizar el trabajo. Déjame ya mismo lo contacto, es una persona muy ocupada, ojala nos conteste.
Tomó su teléfono y marcó. Mi miró.
—Nada, no contesta.
Sin esperar respuesta alguna de mi parte, agregó:
—Voy a marcarle hasta que me conteste, luego te aviso y ahora te dejo porque mi siguiente paciente me espera.
Me quedé sentada sin pestañar, perpleja, no podía creer lo que había escuchado. Cómo era posible que una terapeuta me diera tal respuesta, qué pasaría con otra persona que no tuviera mis fundamentos, ni el conocimiento de cómo opera la psique, alguien que tomara de forma literal sus palabras.
Cuando me hube recuperado me levanté de mi asiento y me fui donde la secretaria para pedirle el reembolso del paquete que había comprado.
Días después recibí un email de dicho terapeuta:
Buena tarde Luz Marina, de corazón espero que todo esté bien en tu vida y que esta te sonría también en el futuro. Siempre he pensado que en la vida nos encontramos con los demás seres humanos para aprender y sé que esta vez no es la excepción. Si de alguna manera te ofendí, desde el fondo de mi ser te pido me perdones y si puedo hacer algo para repararlo no dudes en decírmelo.
En este momento nos encontramos haciendo todo el análisis contable para reembolsar el dinero que pides y pronto estará en tu cuenta. Nuevamente Bendiciones.
Le respondí así: Comparto contigo que cada encuentro con un ser humano es un aprendizaje. No obstante, recuerda que como terapeutas somos persona criterio y como tal debemos tener presente los cuatro acuerdos, sobre todo: la impecabilidad en la palabra y no adivinar, ni suponer.
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