05 Ene Estas creciendo emocionalmente sí:
Los proyectos más ambiciosos a menudo son cuesta arriba, demandan una gran dosis de sacrificio y perseverancia. Por eso, es comprensible que perdamos la fuerza y el empuje a mitad del camino. Sin embargo, cuando la desmotivación sienta casa, estamos tentados a abandonar. En ese momento, solo miramos hacia adelante, solo percibimos el camino que nos falta por recorrer y por eso no nos percatamos del trayecto andado. No obstante, a veces es necesario mirar atrás para comprender la verdadera magnitud de lo que hemos alcanzado.
De hecho, a menudo abandonamos nuestros sueños solo porque no somos plenamente conscientes de las cosas que hemos logrado, de los pequeños pasos que hemos ido dando. Cuando nos centramos únicamente en los fracasos, perdemos la motivación y corremos el riesgo de abandonar justo antes de llegar a la meta.
Esto se debe, en parte, a que nuestra sociedad nos ha enseñado a castigarnos por los errores, pero no a recompensarnos por cada logro. En el ámbito del crecimiento personal esta realidad resulta aún más evidente. Nos planteamos cambios trascendentales pero cuando se produce una involución, nos desmotivamos y abandonamos, sin darnos cuenta de todo lo que habíamos logrado. De hecho, muchas personas abandonan la psicoterapia porque no tienen la paciencia necesaria y no valoran los pequeños cambios.
Por eso, de vez en cuando es necesario hacer inventario de lo que hemos logrado. Puede que estés creciendo emocionalmente sin que te hayas dado cuenta.
¿Cuáles son las señales que indican que estás creciendo emocionalmente?
1. Dejas ir las cosas que te dañan: habilidad clave para el éxito y el equilibrio emocional. Aquí también considera las personas toxicas que dejar ir sin ira ni culpa.
2. Aprendes de los errores: aceptar que no eres perfecto, que los errores forman parte del camino y son oportunidades para crecer y emprender proyectos ambiciosos sin miedo a quedarnos en la mitad del camino.
3. Dejas de quejarte: la queja es un drenador de energía que no genera soluciones. Si estás actuando más y quejándote menos, es porque estás creciendo emocionalmente.
4. Celebras el éxito de los demás: el éxito de otros no es tu fracaso. es un cambio de actitud que te beneficia.
5. Tus relaciones personales son menos conflictivas: El mundo no es conflictivo, solo hay egos demasiado grandes que chocan entre sí. Parte de la madurez significa dejar de ver las relaciones interpersonales como un campo de batalla en el que hay ganadores y vencidos.
6. No temes pedir ayuda: Pedir ayuda no significa ser débil. De hecho, es una señal de fortaleza y confianza en sí mismo. Ninguna persona ha podido crecer y tener éxito aislada, necesita a los demás.
7. Has alzado tus estándares: pones limites para proteger tus derechos personales y conservar tu equilibrio.
8. Has aprendido a abrirte emocionalmente: Amar implica arriesgarse. Es cierto que podemos ser rechazados o salir dañados pero habremos vivido, atesorado experiencias y conectado emocionalmente con alguien.
9. No te importa lo que piensen los demás: La madurez llega cuando eres capaz de convivir con los demás sin dejarte influenciar demasiado por las expectativas que tienen sobre ti.
10. Aceptas tus limitaciones y trabajas para mejorar: no tienes un positivismo iluso, conoces tus limitaciones y te focalizas en lo que puedes obtener frutos.
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