Olvidé mis sueños, pensando en los de mi pareja

Olvidé mis sueños, pensando en los de mi pareja

 

Hacía tres meses que Joaquín había estado en mi consulta, en ese momento, empezaba a caminar por el empinado camino del duelo. Su pareja le había terminado de manera abrupta, esgrimiendo motivos,   que Joaquín,  desde su orilla complaciente,   los veía valederos. Razones tales como: no estamos en la misma ciudad, mi situación financiera ahora es complicada, acabo de sufrir un accidente, mi familia no sabe nada de mi condición y… un largo etcétera.

Joaquín aceptó con el corazón destrozado, “amo a mi pareja y si esto le permite estar más tranquilo, yo acepto”.  Habían pasado unos meses y no parecía que la relación se había acabado: seguían en contacto a través de llamadas telefónicas, emails y whatsups. Joaquín continuaba siendo obsequioso,  con regalos finos y  lujosos: relojes, dispositivos móviles  o con una escueta hamburguesa que enviaba a través de un domicilio nacional. Cada mañana Joaquín le enviaba un saludo de amor a su pareja  dándole  ánimos. Éste  continuo, como siempre, frío y distante. Se  lo hizo saber desde el primer momento: “Joaquín,  no soy nada meloso, ni cariñoso, ni de detalles, no esperes nada de eso de mi parte”.  Joaquín otra vez lo entendió y lo aceptó, “así es él, no puedo pretender que seamos iguales,  creo que mi amor compensa.

Ahora Joaquín estaba de nuevo en mi consulta con el corazón deshecho, quizá más que la primera vez que lo vi  y así se expresó:

A mi pareja  se le dañó el móvil,  le dije que no se preocupara que yo  se lo iba a arreglar, que contara conmigo. Pero se  incomunicó, y… siento que es una estrategia para alejarse… se ahogó en llanto… me estoy haciendo un montón de películas en mi cabeza, se me está escondiendo.  Reiteró,  no me contesta los emails,  siento en el corazón que es una treta, es una forma de esconderse de mí. Un total desamor.

Joaquín estaba entregando un amor sin condiciones, sin límites, permitiendo que sus derechos fueran pisoteados. Había olvidado aquello de yo te amo, pero primero me amo y me respeto a mí, no espero recibir tus migajas, no me dejo manipular. Te amo,  pero puedo vivir sin ti, si te vas,   me quedo con la persona más importante del universo: yo.

Joaquín no esperaba que racionalizara la situación, así que lo invité a un ejercicio de sensoterapia,  para que su cuerpo le hablara, hablara  de aquello que él se negaba o temía ver, escuchar, sentir.

Entonces su cuerpo y las emociones reprimidas empezaron  a hablar: siento que  fui usado, que no fui cuidado, que el único que estaba amando era yo.

Siente tu cuerpo, ¿cómo lo percibes?

Percibo mi cuerpo pesado, como si estuviera anclado, aferrado a lo mismo. Como un barco con lastre. Que no avanzo, que olvidé mis sueños y sólo he estado pensando en los sueños y el progreso de mi pareja.

¿Quieres seguir sosteniendo la misma dinámica?

No quiero soltar este apego, quiero recuperar mi autoestima, mi amor propio, mi auto valía.

¿Estás listo para dejarlo ir?

Sí, estoy listo, hagámoslo.

Ps. Luz Marina Hoyos Duque

 

 

 

 

 

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