¿Quieres una relación sólida con tu hombre? ¡Sana a tu padre!

¿Quieres una relación sólida con tu hombre? ¡Sana a tu padre!

Necesito que me atienda urgente, ya no aguanto más, me voy a morir, fueron las palabras de Diana cuando me llamó la primera vez. Le abrí el primer espacio que tuve disponible. Diana llegó a la consulta y prácticamente se desplomó en la silla.

Por favor quíteme esto, quíteme esta obsesión, me está matando. No puedo más, quiero que me “recetee” el cerebro que se me olvide que lo conocí alguna vez. Yo sé que este amor es enfermo. La dejé que continuara sin interrumpir, Diana era como un ciclón desbordado, no paraba.

¿Qué no me ha hecho? Me ha dicho mentiras por quince años y lo peor es que siempre le creo. Me ha engañado con mil “viejas”. Lo he pillado con ellas, las mismas con las que se acuesta me han contestado su teléfono y luego, no sé qué hace y cómo lo hace, me enreda, lo hace de tal manera que al final, la que sale debiendo soy yo, me hace creer que yo estoy loca, que es mi mente celosa, la controladora y desquiciada la que se inventa eso, ¡lo juro, las he oído! ¡No puede ser! Me ha hecho dudar de mi cordura. Se detuvo, el llanto le impedía hablar. Y continúo.

Me ha dejado esperándolo en un lugar tres y cuatro días con la promesa de que va a llegar y yo le creo, esto es una enfermedad por favor ayúdeme. No puedo más, “receteeme” el cerebro, por favor.

Estás muy demacrada, ¿cuánto hace que no comes?

Llevo una semana sin comer, voy a la oficina y no hago nada, solo miro el teléfono esperando que me conteste tan siquiera con un mensaje. No quiero ir a mi casa sola, llevé mi perro a donde mi sobrina para que me lo cuide, que pesar de mi perro, ha sufrido mi calvario.

Estoy aquí, pero siento que mi vida sin él no tiene sentido. No me importa nada, ni mi familia, ni mi trabajo, ni mi vida, solo él, ¿cierto que esto es una enfermedad? ¿Es posible salir de aquí?, necesito hacerlo. Receteeme por favor, volvió a pedir Diana.

Diana tenía claras las razones por las cuales necesitaba soltar esa relación, pero ¿qué había detrás de ese apego enfermizo?

Cuéntame Diana de tu infancia, y la relación con tu padre…

La relación con mi mamá es excelente, ha sido una verraca. Diana pregunté por la relación con tu padre.

No me pregunte por él, no quiero hablar de ese señor, no se lo merece, lo odio. Lo lamento Diana, necesito que hablemos de tu padre.

Finalmente Diana se decidió: mi padre ha sido un hombre adinerado, mi mamá fue su secretaria, tuvieron un amorío y ella quedó embarazada. Siempre me dijeron que mi papá se había muerto pero como a los 7 años un tío me dijo venga para que conozca a su papá. Mi tío me dejo esperando en otra habitación y yo oí cuando mi papa le dijo: para que me trajo esa niña, no quiero saber nada de ella, no es nada mío, yo tengo mis hijas, ella nació por accidente, yo busqué a su madre para que abortara pero se me voló.

Apenas escuché eso entré a la habitación donde estaban mi tio y mi papá y me dijo váyase de aquí usted es una bastarda esta viva de milagro.

Ese relato me dio toda la información para entender porque Diana se había involucrado a sus 35 años en dos relaciones largas, muy largas que solo le habían causado dolor y amargura. No había podido resolver de forma satisfactoria su complejo de Electra. La niña no pudo vivir esa relación entre los 3 y los 5 años con su novio ideal, lo mejor de la vida, el padre, y estaba estableciendo relaciones de pareja nocivas que lo único que hacían era dañarla.

Trabajé no con su intelecto sino con sus  emociones, la ayudé a reconectar con su sabiduría interna, allí donde están todas las respuestas. Mis procesos son cortos, así que después de unas cuantas sesiones Diana partió. Fue maravilloso caminar con ella  y resignificar esos momentos dolorosos de infancia, el abandono, la soledad del padre y verla irse sonriendo. Un tiempo después me envió una nota corta, preciosa que lo decía todo: “gracias por ser un Ángel de luz en mi vida”

Gracias a ti por darte el permiso para sanar, para perdonar y por tener el coraje de dejar atrás tu pasado, esa maleta cargada de basura emocional.

¿Qué tal fluye la relación con tu pareja? ¿En qué punto se resquebraja? ¿En qué se parece tu pareja y tu padre? ¿Es tu pareja diametralmente opuesta a él? ¿Cómo ha sido la relación con tu padre? ¿Existen dolores de infancia pulsando? Recuerda,  una relación de pareja armónica se construye a partir de sanar la relación con tu padre.

Imagen: http://www.cadenadial.com/

Ps. Luz Marina Hoyos Duque

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