07 Ene Un terapeuta no aconseja
Este año atendí a una variedad de seres que llegaron a mi consulta con un dolor, una queja, una incertidumbre, la imperiosa necesidad de tomar una decisión acertada, un síntoma añejo que hablaba en el cuerpo, un problema de vinculo con el padre, la madre, los hijos, la pareja.
Cada uno llegó con la ilusión de encontrar respuestas, y la gran mayoría las encontró. No respuestas fabricadas por mí. Erróneamente aún en pleno siglo XXI se cree que los terapeutas aconsejamos, nada mas ajeno a la realidad, aunque puede ser que haya colegas que jueguen ese rol. No obstante, ese hacer se queda corto, miope, pues el verdadero papel del terapeuta, su misión, es, en definitiva, ayudar al paciente, al consultante, a encontrar las respuestas que están pulsando en su interior, asiste para elecitar, jalonar las respuestas que en su sabiduría interior se agitan, que adivina, sólo que hay asuntos inconscientes, traumas de infancia, mecanismos defensivos, que no le permiten ver, que no le posibilitan evidenciarlo de manera fácil y para lo cual necesita a otro.
Las técnicas con que hoy cuenta la psicología clínica nos permiten abordar la génesis, la raíz de los conflictos. Entonces un paciente con una fobia irracional al ajo, puede darse cuenta en un proceso de introspección guiada que su aversión nace a los cinco años, cuando ve a su madre besarse con el mejor amigo de su padre, mientras todo el ambiente está inundado de olor a ajo, y de unas vigas del techo ve colgados manojos de ajo.
Cuando se encuentra la raíz del conflicto es fácil resignificar ese momento, leerlo de una manera nueva, con los recursos que el ser de hoy tiene, calzar los zapatos del otro produce una transformación extraordinaria que moviliza cambios y bien- estar para la nueva vida, pues hay un recomenzar.
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