Todo tiempo pasado NO fue mejor

Todo tiempo pasado NO fue mejor

 

Hace muchos años escuchaba
en la radio a un periodista,    famoso
por su voz, hacia un programa para los que regresaban a casa el domingo. Tenía
un leitmotiv “todo tiempo pasado fue mejor”, yo me quedaba pensando en esa
frase lapidaria y me entraba un frio y un vacío en el cuerpo, no podía entenderla,
¿cómo así? Me quedaba pensando, esa frase,  me sonaba a tristeza, a melancolía a
arrepentimiento.
Pilar Sordo, colega
chilena tiene una bella reflexión sobre el tema, que comparto plenamente:
«Mi percepción a medida que envejezco es
que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un
recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en  que se debería
evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de
perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de  haber desafiado nuestros
egos y nuestros apegos.
Por eso, no  debiéramos tenerle miedo al
sufrimiento ni al tan temido fracaso,  porque ambos son sólo instancias de
aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo
vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas  que no
queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me  gusta la vida
que tengo, deberé desarrollar las estrategias para  cambiarla, pero está
en mi voluntad el poder hacerlo.  «Ser feliz es  una
decisión», no nos olvidemos de eso.
Entonces, con estos criterios me  preguntaba
qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año, porque todos estamos
en el camino de aprender todos los días  a ser mejores y de entender que a
esta vida vinimos a tres cosas: a aprender, a dejar huella y a ser felices.
En esas tres cosas debiéramos trabajar  todos
los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que  ayudan en
estos puntos:
Aprender a amar la responsabilidad  como una
instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y
el espíritu y nos hace bien en nuestra salud  mental.  En Chile el
significado del cansancio es  visto como algo negativo de lo cual debemos
deshacernos y no cómo el  privilegio de estar cansados porque eso
significa que estamos  entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra
vinimos a cansarnos,  para dormir tenemos siglos después.
Valorar la libertad como una forma  de vencerme
a mi misma y entender que ser libre no es hacer lo que yo  quiero. Quizás,
deberíamos ejercer nuestra libertad  haciendo lo que debemos con placer y
decir que estamos felizmente  agotados y así poder amar más y mejor.
El tercer y último punto a cultivar  cada día,
es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese  maravilloso talento de
poder esperar, de postergar gratificaciones  inmediatas en pos de cosas
mejores.

 

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