¡Me quedo con mi miedo!

¡Me quedo con mi miedo!

Dice Juan David Nasio psicoanalista argentino que: el inconsciente es ante todo una curiosa memoria […] cuando se trata de un recuerdo inconsciente, su lugar de aparición no es necesariamente la mente. Puede manifestarse a través de actos impulsivos, como una serie de torpezas o incluso por una elección amorosa. Hablando con propiedad, esa vuelta al pasado no es mental sino en acto. En los asuntos del corazón no elegimos sino lo impuesto y no queremos sino lo inevitable.

También podemos decir que el inconsciente es la sumatoria de fuerzas dinámicas que de manera directa o indirecta dirigen nuestra conducta. En nuestro interior nos habitan fuerzas desconocidas, también emociones y sentimientos que en algún momento rechazamos y lanzamos al inconsciente sin tener conocimiento de ello.

Muchas veces nos resistimos a aceptar la existencia del inconsciente como una fuerza que condiciona nuestra manera de pensar, pero sobre todo de actuar.

El  inconsciente a veces se presenta de manera inusitada como  se le presentó  a Rosario,  una paciente que llegó a consulta con el deseo de trabajar el terror a conducir.

En pocas sesiones Rosario resolvió su fobia y otros asuntos que  nos encontramos en el proceso. La tarde en que  dejó atrás el espanto a conducir me llamó desde el  auto que su pareja le había regalado en el anterior cumpleaños con el reto “para que lo aprendas a conducir  tú”. Rosario estaba feliz,  la embargaba un sentimiento de libertad absoluta.

Dos meses después Rosario me llama solicitando un nuevo espacio terapéutico. “La fobia a conducir me regresó”. Vamos a ver que ha pasado,  le replique.

Había que explorar en su inconsciente para conocer qué había traído de vuelta la fobia. Llevé a proceso a Rosario y pronto encontramos la respuesta de su involución.

Durante el tiempo que  Rosario tuvo su fobia,  Octavio, su pareja, fue  el conductor designado,  la transportaba al trabajo, a las reuniones, al campo de golf, a mercar, a visitar a sus amigas, de compras…Una vez  Rosario soltó su  miedo y agarró el coche  Octavio se perdió del panorama. Rosario jamás volvió a saber a ciencia cierta dónde estaba su pareja.

El inconsciente de Rosario le dijo: estás haciendo un mal negocio, dejaste el miedo a manejar y ahora no sabes dónde está tu Octavio, así que la fobia  regresó. Detrás del síntoma, a veces,  está un beneficio recóndito, Rosario  prefirió quedarse con su miedo.

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