¿Estamos listos para asumir la madurez?

¿Estamos listos para asumir la madurez?

Estaba en mis veintes, mi hermano menor se estaba formando para convertirse en médico gracias a un mandato amoroso  de mi padre,  en otro post hablaremos de los mandatos. Mi hermanito llegó a casa bastante consternado por lo que su profesor de Genética les había dicho: “aprovechen el tiempo chicos,  que cuando menos lo piensas te vuelves viejo”, pensé;  que tonto profesor.

Es verdad el tiempo pasa y sin darte cuenta ves volando la adolescencia, la juventud surca el espacio  rauda como un águila, llega la madurez, despacio, sin darnos cuenta. Se viene  con toda su belleza, con toda su sabiduría y con la  racionalización de las cosas.

Atrás  ha quedado la inocencia, mucha de nuestra espontaneidad y cándida picardía para dar paso a la extrapolación de las situaciones, para tomar decisiones sopesando los pro y los contra, para ser cautelosos.

Me reía escuchando a  mi abuelita Inés  cuando transitando por la madurez hablaba de las viejitas hermosas que veía en la iglesia y de  la abuela de la colega Pilar Sordo que a sus 95  abriles se niega a tener audífonos a pesar de su sordera, alegando: “no, no quiero audifonos eso es para los viejitos, yo todavía no estoy para eso”. Y es que creemos que a nosotros no nos va a llegar, que con nosotros esa historia no va. Nada más democrático que la vejez y la muerte, nos llega a todos sin distingos,  ni preferencias.

¿Piensas realmente que eso de la vejez les sucede a los otros? ¿estás listo tú, para recibir la madurez?

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